jueves, 26 de febrero de 2009


Con el cielo boca arriba o abajo,
resolviendo el acertijo de un abrazo,

la última hoja del calendario,

dejó mi ser tatuado,
por un vestido de caricias,
varios brindis de salivas,

gemidos crearon la melodía
de una hambrienta fantasía.


Ardiendo en la hoguera

que avivamos con esmero,

alimentando los sentidos
devoramos cada centimetro,

calmando un feroz apetito

bajo tu cuerpo casi felino.


Tu lengua el pincel,
acuarela de deseos,
diluidos en sudor,

los colores de este fuego,

mi piel se hizo papel

donde plasmaste tus anhelos.

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